A mi me gustan las rubias, las morenas
las blancas, las negras y las amarillas
las que dicen, las que no hablan
las que escuchan en silencio
las que no paran de hablar
las que piensan que soy gilipollas
las que adoran mi forma de ser.
A mí me gustan las gordas, las flacas,
y las delgadillas,
con sus ojos de gata y su forma de ser.
A mi me gustan las de pelo castaño,
las pelirrojas e incluso las rubias,
y de las morenas prefiero no hablar,
me han hecho tanto daño desde que era un niño,
que ahora de mayor me gustan aún más.
A mi me gustan con gafas, con lentillas,
tuertas, bizcas y con la nariz torcida.
Con el culo respigón y su sonrisa,
con los ojos tristes llenos de verdad.
Y aunque no lo quiera me encantan aquellas
que tienen un rostro con sabor a soñar.
En fin, que si por mi fuera, dejaría que el mundo
que empieza a naufragar,
fuese dirigido por un millón de ellas
que nos dan la vida sin mirar atrás.
Son nuestras hermanas, nuestras madres,
nuestras hijas,
lo que más queremos bajo el cielo
azul del mar.
Son nuestras estrellas, nuestras princesas
y nuestras heroínas,
pero hay algunos que creen que son
suyas de verdad.
A mil palos le arrebataría la vida
a cualquiera de estos que va por ahí
diciendo que esa mujer es mía
y antes la mato que se marche sin mí.
No tengo costumbre de amenazar
a cualquiera,
No ha sido mi forma jamás de luchar
Yo directamente le aplico una hostia,
mucho más seguro y más eficaz.
Así que señores, lo que les he dicho
Si quieren a alguna, quiéranla de verdad
No dejen que se vaya tras las sinuosas dudas
De que si la amaron fue por vanidad.